LA FIESTA DEL GOL

ES prácticamente imposible caminar por cualquier barrio de Madrid sin encontrarse los letreros que invitan a ver los partidos del mundial de fútbol de Brasil en pantalla gigante.
Así la selección española hace rato está en casa, se siente la vibración del Mundial. Sin embargo, en vez de ser una fiesta de gol donde el deporte es el pivote, es una especie de guerra sutil entre países, entre continentes, entre tuiteros también.
El deporte ha sido y será siempre una excusa para encontrarse con amigos, beberse unas cañas y simplemente salir a gritar por las calles de Madrid, desahogando la temible soledad del televidente.

LUCHA SIN SENTIDO

A veces me pregunto si la lucha por la igualdad de derechos es una lucha sin sentido: cuando se tiene un nivel alto de tolerancia y respeto por el otro, por su punto de vista, tener litigios indica que no hay respeto ni tolerancia. Entonces, uno acaso debe luchar por la igualdad? Es tan paradójico como luchar por la paz. Más que paradójico, es contradictorio. La igualdad, así como la paz o la equidad, son cualidades que en el ser humano afloran. Espontáneamente o no, yo CREO firmemente en que si cada ser humano es ecuánime con su propia vida, es justo y respetuoso en su círculo primario, de ahí los aros van aumentando si se mantiene la consistencia.

Sin embargo, la consistencia en la humanidad es una virtud escasa. Mucha gente hace alarde de ser recto, mientras roba por debajo de la mesa; mucha gente dice odiar a la comunidad gay, cuando luego se van los domingos a un sauna gay en pleno centro de la ciudad y lejos de su círculo social. 

Cualquier tipo de lucha, realmente, no tiene sentido.