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miércoles, 26 de octubre de 2011

CIUDAD GÓDICA

No es Batman y su ciudad de rascacielos, oscura e impenetrable. Ojalá fuera así, llena de gente común y corriente que hace su trabajo, con un par de villanos que salen al anochecer, vigilados por una seguridad impenetrable.
No es así. Es Bogotá, una ciudad sin superhéroes, llena de villanos disfrazados de buenas intenciones. Hacen alarde de buenos modales y, debajo de la mesa, están maldiciendo o envidiando a sus vecinos. Dicen que van a mejorar la ciudad, y pasan años mirando cómo meter a sus familiares o amigos dentro de carruseles de contratación, una dedocracia al máximo nivel. Dicen ser abiertos, y en votaciones a favor del aborto sólo una minoría logra rescatarnos de volver a la edad media. Dicen ser cívicos, y se pasan semáforos en rojo, van en contravía o suben sus motos a los andenes, todos con una  piedra en la mano, pues la agresividad es el componente esencial de estos ciudadanos.
Qué ciudad mas cómica, una gran crónica negra en vivo y directo... si se atreve a vivir aquí sin dejarse untar por los modales gódicos, usted será el único superhéroe de la película.

jueves, 20 de octubre de 2011

EN TEORÍA


Me encanta encontrar teorías que neutralicen la moralidad imperante, arcaica e intolerante. 
Ante lo desconocido, normalmente tenemos reacciones contrarias al cambio. 
Ayer leí que cada uno de nosotros, de nosotras (vean Jung los o las que quieran comprobarlo) tiene dentro de sí el par primordial de lo Femenino y lo Masculino; lo cual no se refiere a los órganos sexuales sino a la estructura esencial, instintiva, receptiva, nutritiva, conectora en la primera; y jerárquica, luchadora, creadora, controladora en la segunda. Así pues, ambos polos se manifiestan dentro de cada uno de nosotras (y nosotros) en un balance al que ponemos nuestro toque personal.
En teoría, ¡TODO es posible!


ADIVINANZA

¿Adivinen quienes, en su segunda cita... se entregan las copias de las llaves de la casa, empiezan a hablar en plural, se llaman diez veces al día y luego se ven por la noche? 
¿Adivinen quienes, en su segunda cita... piensan en casarse inmediatamente, se dicen “mi amor” con una rapidez increíble, se aman con arrebato y pueden, finalmente, tener sexo por más de la media hora que la mayoría de hombres sostiene?
Sí: THE L-world

domingo, 16 de octubre de 2011

Ley aborto vs. Ley vasectomía

Hago un paréntesis de mi vida privada, que extrañamente tiene un paralelo con la vida pública.
Vengo de una ciudad, Madrid, donde no sólo es legal el aborto -hasta cierta semana de gestación- sino que tienen un barrio abiertamente gay.
Llego a un país donde mi familia está más preocupada por el qué dirán que por mi felicidad, donde los hombres votan en contra del aborto (¿ellos tienen acaso nueve meses de espera?) y donde las mujeres son relegadas a cargos de poca importancia.
¿Qué pasaría si, todas las mujeres nos reuniéramos para votar a favor de una Ley que obligue a la vasectomía en hombres? (Especialmente a aquellos con doble familia)... igual de tonto que los hombres decidiendo por la fertilidad de las mujeres, cuando ellos tienen el 50% de esa carga genética.
Creo que un mundo más igualitario no consiste en devolver la desigualdad de género con la misma moneda, sino en respetarnos mutuamente y estar abiertos a la cada vez más creciente diversidad cultural.

jueves, 13 de octubre de 2011

UFF!!

Si la vida es sólo cosa de seguir los propios impulsos, ¿por qué la sociedad se empeña en obstaculizarla? ¡¡¡Qué lata!!!
No entiendo a mi mamá y mi papá, luego del almuerzo se me acercaron, me cogieron del hombro y me dijeron: "no nos vaya a salir con que le gustan las mujeres, oyó". 
Quedé tan sorprendida que no pronuncié una sola palabra. Ni sí, ni no. De repente, todas las preguntas me asaltaron; de repente, todos los paradigmas me acecharon; de repente, entendí porqué la gente se queda en el closet y decide hacer una vida paralela.
Sí, entendí, pero no estoy dispuesta a seguir la farsa.

domingo, 9 de octubre de 2011

AY, LA FAMILIA


El aterrizaje en Colombia, luego de la inaugurada del idilio bisexual, empieza a tener señales de alarma. Como todos los sábados, nos reunimos con la familia a almorzar y, como todos los sábados, sale a relucir uno que otro tema que las tías, las abuelas y otros familiares quieren ventilar.
Escena primera. "Mamá no hay rollo con que a uno le gusten las mujeres o los hombres, nada que ver". La adolescente experimenta con naturalidad y ve con ojos neutrales la conquista de las hormonas dentro de sus compañeros y compañeras de colegio. La mamá empieza a hacer mentalmente el escáner de qué psiquiatra conoce para mandar a su hija a ver si "se le quita la bobada". El clan familiar confabula, dentro de sus normas de asociación y pertenencia, la mejor manera para recuperar a la adolescente descarriada.
Escena segunda. "Ay hija, eso es pasajero". La mamá esconde su perturbación con la aparente tranquilidad de saber a quién recurrir el lunes a primera hora. La hija no escucha. El clan familiar respira.
Escena tercera. "En muchos países del mundo es perfectamente normal seguir las propias inclinaciones e instintos, hasta en la naturaleza se ven ese tipo de comportamientos". Digo con la inocencia de la recién llegada. La adolescente mira a la mamá con aire de "supéralo, ¿bien?". La mamá desvía la mirada y pide que le pasen más ajiaco. El clan, silencioso, vuelve a estar alerta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

YO TE CONTÉ QUE SOY BISEXUAL, ¿PORQUÉ EL ESCÁNDALO?


El idilio de bienvenida sabía que iba a durar poco. Y no fue por mi título -ya perdido luego de un par de meses- de carne fresca, o por andar coqueteándole a la primera persona que se me atravesara.
La conocí en una comida con amigos, supongo que hubo algo de química o no nos hubiéramos intercambiado teléfonos. Luego de salir a bailar un par de veces y de conocernos mejor dijo: quiero que sepas que soy bisexual.
Dados mis breves estudios en psicología, no puse en duda que es una posibilidad latente en nuestra búsqueda de la sexualidad. Pero, que el proceso quede abierto indefinidamente, mientras se juega con los sentimientos de las otras personas, ya es un caso crónico en el que se evidencia el pánico escénico que da asumirse. Es equivalente a encontrar la excusa perfecta para "abrirse" de una situación y siempre quedar bien. La indecisión constante es su lema, la libertad de expresión su bandera y el miedo al compromiso es su talón de Aquiles.
No sé si admiro o repudio la maleabilidad de los bisexuales, la tendencia a gozar del cuerpo de personas de su mismo género, o de diferente según sea la situación. Lo único que no me llama la atención es la forma como utilizan el escudo de su volatilidad para que, en el momento del sí definitivo, se escondan y rompan promesas, sueños y anhelos que otras (otros) habían depositado en ellos. Así pues, ese “mi amor, ya lo sabías que soy bisexual, no eres tú, soy yo y quiero intentar otra vez para estar segura, espero que me entiendas” puede enterrarse definitivamente en el relleno de doña Juana.