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jueves, 25 de septiembre de 2014

CONDICION HUMANA - PARTE IV

Con algo de desilusión, aunque realmente con plena consciencia de la realidad de la condición humana, tengo que confesar que en relaciones humanas, las pertenecientes al gremio de LGBT no tienen ninguna diferencia con respecto a las Heterosexuales.
Digo desilusión porque, a pesar del enorme esfuerzo de ir contra la corriente, de aguantar calumnias, difamaciones y otros atropellos de fanáticos que consideran anti-natura las relaciones LGBT, la condición humana prevalece: hay celos, hay engaños, hay tergiversaciones, hay desgaste. Si a esto le agregamos el cúmulo de tensiones de lo anteriormente mencionado, pues tener una relación estable, sana y duradera es TODO UN LOGRO.
El primer esbozo de esa desilusión fue hace unos años cuando, en casa de unas amigas que recién empezaba a conocer, una de ellas (anfitriona y novia de otra de ellas) tuvo el descaro de proponerme que saliéramos una noche a bailar... sí, escucharon bien, la gran descarada, quiso que liáramos!!!! Afortunadamente mi sorpresa y cara de espanto fue tal que inmediatamente se retractó, agregando a su propuesta: "bueno, mi novia sabe que me gusta liar de vez en cuando, eso la pone cachonda y alimenta nuestra relación, sabes?". Una llamada telefónica logró que pudiera tener un respiro y, en menos de lo que canta un gallo, me desaparecí del lugar y no volví a ver nunca las nuevas "amigas".
Aunque, pensándolo bien, gracias a esas pequeñas desilusiones que se fueron sumando a medida que conocía más de cerca el gremio LGBT me dejó en claro que la condición humana es la misma para cualquier tipo de pareja.


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