Los almuerzos de los sábados siempre dejan alguna discusión bizantina entre el tintero. Tal vez eso es lo que me gusta de mi familia, esa posibilidad de ser diferente y plantear las posturas propias. Pues bien, el tema fue la posición de la Iglesia respecto a la adopción gay... esto a raíz de la clásica pregunta: "oye Alba, ya tienes más de treinta años, soltera... ¿has pensado adoptar?". Nada más edulcorante para una discusión que las proyecciones que los demás tienen sobre uno.
- Sí, adoptaré, aunque antes quiero que se falle a favor de las parejas homosexuales - respondí.
- ¿Cómo se te ocurre? No tiene nada que ver tu caso con el de esa gente - dijo mi tía, sobra decir religiosa y metida en su única visión de mundo.
- No veo diferencia.. tal vez sería madre soltera a voluntad. Que es equivalente a un homosexual sin pareja, ¿no? - dije.
- Las ideas que se te ocurren son realmente extrañas - cerró mi tía, hablando del clima y las inundaciones.
No me imagino una solución pacífica a menos que cada uno de los Congresistas o de la gente que tiene la capacidad de Legislar, se dé la tarea de salir de sus posiciones extremas y conciliar a partir de los intereses, en este caso, de los niños en proceso de adopción. En fin... tema denso para un ajiaco con pollo.
1 comentario:
Patada de ahogado, diría yo, con respecto al tema constitucional. LC
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